lunes, 28 de junio de 2010

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El Banco Federal: la secta secreta de la oligarquía venezolana


(Tomado de www.asambleanacional.gob.ve) Dentro de una marcada campaña mediática empeñada en causar miedo entre los venezolanos por la intervención al Banco Federal por parte del Estado venezolano, se encuentra uno de sus protagonistas, el prófugo y propietario de esta institución financiera y accionista del canal privado Globovisión, Nelson Mezerhane, quien desde la Cuarta República ha pretendido vivir de concesiones dadas por la Nación.
En esta intrincada situación, la punta del iceberg o el epicentro de esta secta oligárquica es el caso del banco recientemente intervenido; así lo analiza en esta entrevista el presidente del Fondo Nacional de Garantías Recíprocas para la Pequeña y Mediana Empresa (Fonpyme), Alfredo Riera Hernández, quien participó directamente en los procesos de liquidación y transferencia de los bienes del Estado otorgados a Mezerhane, y en esta primera entrega de este trabajo especial, nos ofrece una visión preocupante de cómo la corrupción manejaba el país.
Ejemplo de esto es el caso de Nelson Mezerhane, quien ha desangrado el patrimonio nacional a través de concesiones leoninas, como el caso del sistema turístico del Waraira Repano, otorgada durante la IV República por el gobierno de Rafael Caldera doblegado a los intereses de los grandes capitalitas y dueños de medios sedientos de poder y más dinero.

-¿Cómo se inicia esta situación fraudulenta con el Waraira Repano?

-Durante el último gobierno de Rafael Caldera, se inició un proceso fuerte de privatización de las empresas o bienes del Estado y las que no entraban en este régimen capitalista simplemente se entregaban en concesiones, como en el caso particular de Inversora Turística Caracas S.A. (Itcsa), cuyas acciones son de dos grupos económicos: Grupo Mezerhane y el Grupo de Luis Emilio Velutini.
“Se unieron en Itcsa para recibir la concesión que les permitiría explotar del sistema turístico del Waraira Repano por 30 años, generándose compromisos, tales como, la cancelación del 5,29% mensual de los ingresos totales mensuales al Estado venezolano, por el uso y explotación de todo lo relacionado con el Sistema Waraira Repano desde el momento que iniciaran la facturaron por la prestación de servicios”.
“Igualmente, dentro de las responsabilidades de Itcsa estaba la recuperación y mantenimiento de las 70 habitaciones y 14 pisos, áreas sociales y de eventos del Hotel Humboldt”.

-Relacionado con esto, ¿qué pasó cuando entró en vigencia la Ley de Crédito para el Sector Turismo?

-En el marco de la Ley Habilitante se promulgó la Ley de Crédito para el Sector Turismo, quedando establecida la liquidación de la extinta Corporación de Turismo de Venezuela, ente que controlaba todos los bienes del Estado relacionados con el turismo y, por ende, pasaron a revisión aquellas concesiones otorgadas a privados.
“Igualmente, dicha ley establece que aquellos bienes, transcurridos dos años, pasan a ser transferidos a la Nación y es en este momento cuando se crea la comisión para la transferencia de dichos bienes, entre los cuales se encontraban el Sistema Teleférico Waraira Repano, el Hotel Humboldt, el Gran Hotel Puerto La Cruz (Edo. Anzoátegui), y el Hotel Gran Caribe en Caraballeda (Edo. Vargas)”.
“Cuando la comisión revisó y evaluó los contratos quedaron evidenciados sendos incumplimientos en lo acordado en la concesión otorgada a Mezerhane, a través de Itcsa”.
“Entre las faltas se puede subrayar, en el caso del sistema Waraira Repano, que contemplaba la explotación turística del mismo, parte de las responsabilidades habían sido entregadas a otras empresas, que también tenían el deber de cancelar el 5,29 % al Estado venezolano, lo cual nunca cumplieron”.

-¿Cuáles fueron las actuaciones de la Junta de Transferencia, la cual tenía el propósito de recuperar el sistema Waraira Repano?

-Para ese momento la Junta de Transferencia determinó que la deuda a la Nación por parte de la empresa de Mezerhane era superior a los 11 millones de bolívares argumentando que no le habían pagado al Estado por tres elementos: el primero era que ellos no habían recibido acta de entrega.
“La segunda explicación fue que ‘él no podía cancelarle al Estado, pues no pudo montar el casino que deseaba de 2 mil metros cuadrados’, por lo cual tenía que construirlo fuera del área del hotel causándole daños ecológicos al Parque Nacional y esto se le prohibió categóricamente”.
“El último argumento era que en la zona de Maripérez, al lado del estacionamiento, estaba un área utilizada por la Guardia Nacional Bolivariana, la cual se retiró del sitio, pero a los tres días el alcalde, para aquel momento, Alfredo Peña, invadió esos espacios con la Policía Metropolitana; aún así eran hechos que no obstaculizaban el correcto funcionamiento del Sistema Teleférico”.
“Con respecto a la falta de acta de entrega, la Junta Liquidadora de esos bienes dio una repuesta contundente expresando que si ellos no habían recibido dicha acta se enviaría un oficio al Ministro de Turismo para aquel momento, a la procuradora general de la República y al presidente Hugo Chávez Frías, recomendando que el Estado debía retomar el control administrativo de esas instalaciones”.
“Para entonces se habían colocado algunos funiculares nuevos y Mezerhane se dio cuenta de que el Estado podía recuperar el Sistema Waraira Repano. Quiso llegar a un acuerdo donde él se debía comprometer a cancelar casi 12 millones de bolívares (12 millardos de bolívares antiguos) como pago del 5,29% de la concesión, además de reparar las instalaciones del Hotel Humboldt, así como la puesta en funcionamiento del teleférico de La Guaira, pues cuando se entregó la concesión, éste estaba en pleno funcionamiento”.
“Ante tales hechos la Junta se presentó ante la Contraloría General de la República para que ésta se pronunciara, la cual determinó que ante el incumplimiento del contrato de concesión se debía pagar una indemnización”.
“Mezerhane, dentro de este proceso, le argumentó al Estado que el dinero no le alcanzaba para pagar los gastos y la indemnización, pero ¿para qué se comprometió mediante un contrato de concesión sin tener las posibilidades de asumirlo?”.
“Cuando se profundizó en el proceso de auditoría de la concesión, se encontraron elementos bastante graves, tales como: que una cosa era lo que se les cobraba a las empresas que trabajaban de arrendatarias y otra lo que se mostraba como ingresos por dicho cobro”.

-El Estado venezolano ¿cómo reaccionó ante estos hechos de corrupción y de daños al patrimonio de la Nación?

-El Estado le indica al empresario que si no existe acta de entrega este bien vuelve al control y administración de la Nación, ya que lo que hubo fue un acto de invasión porque nunca existió un acto de transferencia, ni siquiera las reparaciones, sólo los trabajos para la puesta en funcionamiento de los nuevos funiculares.
“Visto todo esto, Mezerhane se dirige al Ministerio del Poder Popular para el Turismo para cancelar la deuda pendiente de los casi 12 millones de bolívares antes descritos, sólo se aparece con 4 millones de bolívares, lo que representaba 33% de toda la deuda, por lo cual se realizó un documento recibiendo esa cantidad como parte del pago total, el cual él firmó como conforme”.
“Cuando Olga “Titina” Azuaje era ministra de Turismo, la deuda de Mezerhane, sólo por la concesión del Waraira Repano, según arrojó la última auditoría era de Bs. 16 millones (Bs. 16.000.000.000 antiguos), es decir, que en todo ese lapso de tiempo se facturaron como deuda al Estado Bs. 20 millones (Bs. 20.000.000.000) de los cuales él solo ha cancelado Bs. 4 millones”.
“Justo en ese periodo, la empresa decía a los medios de comunicación privados, que el hotel y el teleférico se encontraban bajo el resguardo privatizado de la compañía Inversora Turística Caracas S.A. (Itcsa), que presta sus servicios y mantiene el hotel en buen estado para que los caraqueños y turistas de todo el mundo puedan disfrutar de sus instalaciones, siendo esto una mentira”.

-¿Cuál es el papel y la responsabilidad de los medios de comunicación y de la Cuarta República?

-La campaña mediática, para entonces, creaba una matriz de opinión donde ellos, la empresa de Mezerhane, eran las víctimas, diciendo que Ávila Mágica niega que la Inversora Turística Caracas le debe 20 millones de bolívares (Bs. 20.000.000.000) al Estado venezolano, declarando esto en ruedas de prensa, el vocero para ese momento fue José María Jiménez, gerente general de Ávila Mágica, quien decía que no se le debía nada al Estado.
“Igualmente, alegando que la cancelación de la concesión era ilegal, pues según ellos la misma no se había vencido, incluso anunciándoles a los medios que la Inversora Turística Caracas asistiría al Ministerio de Turismo para solicitar un antejuicio administrativo contra Venezolana de Turismo (Venetur), por la terminación anticipada del contrato de explotación de la concesión del Sistema Teleférico-Hotel Humboldt”.
“Ellos afirmaban que estaban de acuerdo con Venetur, en cuanto a la recuperación del sistema y ponerlo en operación, pero sugiriendo que la Nación le pagara una indemnización por eso, considerando el costo de inversión, de reposición y manejo del activo turístico”.
“Por ello, el Gobierno, cabalmente, recuperó la concesión otorgada por la presidencia de Rafael Caldera, mediante un proceso de cancelación, aplicando las cláusulas de incumplimiento establecidas en dicho documento y en vista del manejo irresponsable de la misma por parte de la Inversora, dentro del pleno derecho y apegado a las leyes venezolanas”.
“De manera responsable hay que decir que estas acciones no son un capricho de un gobierno contra un empresario en particular, sino que se tomaron medidas contra quien se estaba apoderando de dinero y bienes del Estado. Muestra de este hecho de irresponsabilidad es la inauguración de las áreas sociales del Hotel Humboldt, con la boda de la hija de Luis Emilio Velutini”.
Durante la Cuarta República, se otorgaron concesiones leoninas que atentaron contra el patrimonio del Estado venezolano, es decir, que el capitalismo atentó directamente contra el pueblo venezolano, destruyendo y enriqueciéndose con el dinero de Venezuela, pero eso se acabó en esta Revolución Bolivariana, al no arrodillarnos ante la oligarquía.

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